El estrés es un proceso natural del cuerpo humano, que genera una respuesta automática ante condiciones externas que resultan amenazadoras o desafiantes, que requieren una movilización de recursos físicos, mentales y conductuales para hacerles frente, ya que a veces perturban el equilibrio emocional de la persona, tiene estrecha relación con el contexto donde se encuentra la persona y los constantes cambios que se experimentan.
Por lo tanto, el entorno que está en constante cambio, obliga a los individuos a adaptarse; generando cierta cantidad de estrés necesaria para que el organismo responda adecuadamente a los retos y los cambios de la vida diaria. Es lo que viene a constituir el eustrés o estrés positivo. Quien se encarga de dar respuestas fisiológica y psicológica de la persona que intenta adaptarse a las presiones que se ve sometida, originada por el instinto de supervivencia del ser humano, en la que se ven involucrados muchos órganos y funciones del cuerpo, como el cerebro y el corazón, los músculos, el flujo sanguíneo, la digestión entre otros.
Ahora bien, en inicio la respuesta de estrés es necesaria y adaptativa, cuando ésta se prolonga o intensifica en el tiempo, la salud, el desempeño académico o profesional e, incluso, las relaciones personales o de pareja del individuo se pueden ver afectada, por el sometimiento constante del organismo a estas situaciones que generan un desequilibrio emocional.
En consecuencia, es importante detectar las señales más características del estrés las cuales vienen reflejadas entre ellas por emociones: ansiedad, miedo, irritabilidad, confusión. El pensamiento quien le dificulta a la persona la concentración, ocasionando pensamientos repetitivos, excesiva autocrítica, olvidos, preocupación por el futuro. También está la conducta lo que le dificulta el habla, reflejando risa nerviosa, trato brusco en las relaciones sociales, llanto, apretar las mandíbulas, aumento del consumo de tabaco, alcohol. Y los cambios físicos donde los músculos son contraídos, reflejando dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello, malestar estomacal, fatiga, infecciones, palpitaciones y respiración agitada.
De esta misma manera, se encuentra una clasificación del estrés: el agudo, que es la forma de estrés más común. Surge de las exigencias y presiones del pasado reciente y las exigencias y presiones anticipadas del futuro cercano. El estrés agudo es emocionante y fascinante en pequeñas dosis, pero cuando es demasiado resulta agotador.
Dado que es a corto plazo, el estrés agudo no tiene tiempo suficiente para causar los daños importantes asociados con el estrés a largo plazo. Los síntomas más comunes son: agonía emocional que representa una combinación de enojo o irritabilidad, ansiedad y depresión, las tres emociones del estrés.
En ocasiones, el estrés agudo puede presentarse en la vida de cualquier manera, y es muy tratable y manejable conociendo sus señales ya que se refleja presentado problemas musculares, estomacales o sobreexcitación.
Ahora bien, existe el estrés episódico, que se refleja en aquellas personas que tienen estrés agudo con frecuencia, cuyas vidas son tan desordenadas que son estudios de caos y crisis. Siempre están apuradas, pero siempre llegan tarde. Si algo puede salir mal, les sale mal. Asumen muchas responsabilidades, tienen demasiadas cosas entre manos y no pueden organizar la cantidad de exigencias autoimpuestas ni las presiones que reclaman su atención. Parecen estar perpetuamente en las garras del estrés agudo.
Por lo que, es común que las personas con reacciones de estrés agudo estén demasiado agitadas, tengan mal carácter, sean irritables, ansiosas y estén tensas. Suelen describirse como personas con "mucha energía nerviosa". Siempre apuradas, tienden a ser cortantes y a veces su irritabilidad se transmite como hostilidad. Las relaciones interpersonales se deterioran con rapidez cuando otros responden con hostilidad real. El trabajo se vuelve un lugar muy estresante para ellas.
Estas personas pueden ser sumamente resistentes al cambio. Sólo la promesa de alivio del dolor y malestar de sus síntomas puede mantenerlas en tratamiento y encaminadas en su programa de recuperación.
Por último, se puede señalar que, el estrés agudo puede ser emocionante y fascinante, pero el estrés crónico no lo es. Ya que este es el estrés agotador que desgasta a las personas día tras día, año tras año.
El estrés crónico destruye al cuerpo, la mente y la vida. Hace estragos mediante el desgaste a largo plazo. Es el estrés de la pobreza, las familias disfuncionales, de verse atrapados en un matrimonio infeliz o en un empleo o carrera que se detesta.
El estrés crónico surge cuando una persona nunca ve una salida a una situación deprimente. Es el estrés de las exigencias y presiones implacables durante períodos aparentemente interminables. Sin esperanzas, la persona abandona la búsqueda de soluciones.
Algunos tipos de estrés crónico provienen de experiencias traumáticas de la niñez que se interiorizaron y se mantienen dolorosas y presentes constantemente. Algunas experiencias afectan profundamente la personalidad. Cuando la personalidad o las convicciones y creencias profundamente arraigadas deben reformularse, la recuperación exige el autoexamen activo, a menudo con ayuda de un profesional.
El peor aspecto del estrés crónico es que las personas se acostumbran a él, se olvidan que está allí. Las personas toman conciencia de inmediato del estrés agudo porque es nuevo; ignoran al estrés crónico porque es algo viejo, familiar y a veces hasta casi resulta cómodo, siendo los síntomas más difícil de tratar y pueden requerir tratamiento médico y de conducta y manejo del estrés.
Además, existen muchas maneras de manejar el estrés: reconocer las cosas que no pueden cambiar, evitar las situaciones estresantes, hacer ejercicios, cambiar la perspectiva ante los desafíos, hacer cosas donde se disfrute, aprender nuevas maneras para relajarse, conectarse con los seres queridos, dormir lo suficiente, consumir dieta saludable, y por ultima y no la menos importante aprender a decir no. Si después de experimentar diferentes técnicas para manejar el estrés la persona no lo logra debería acudir a la atención médica.
Finalmente, se puede señalar que todo ser humano siente estrés en algún momento siendo esto una reacción normal y saludable ante un cambio o desafío. Lo importante es aprender a reconocerlo, para lograr manejarlo, porque se debe evitar aliviarlo de manera poco saludables como es comer en exceso, fumar cigarrillo, beber alcohol y consumir drogas, dormir demasiado o en algunos casos no dormir lo suficiente. Debido a que en principio puede ayudar a sentirse mejor, pero pueden hacer más daño si se acostumbra a su uso.